martes, 13 de octubre de 2009

Cómo ser proactivo

Proactividad en el Trabajo...
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“Se busca persona proactiva...” Alguna vez hemos visto este tipo de anuncios al buscar empleo. Lo cierto es que muchas personas tienen una noción de lo que es la proactividad, pero muy pocos saben definirla, y no muchos logran entenderla cuando tratan de presentarse a un puesto laboral y tener la lejana idea de si uno puede tener esa definición o no (¿soy proactivo?)

Hoy nos basaremos en la definición de la proactividad en un anuncio de trabajo, cómo desarrollarla, cómo mantenerla y cómo no echarla a perder.

¿Qué Significa PROACTIVO? es la cualidad positiva de anticiparse a una acción o actividad, realizar más de dos actividades o dar un plus a la tarea original sin necesidad de una orden superior.

En buen castellano, es la persona a la que se le encarga alguna tarea y no se limita a terminarla según lo establecido, sino que supera las expectativas del mismo de manera positiva.

EN EL PLANO LABORAL

De alguna manera, se ha desarrollado un concepto propio de la proactividad en el trabajo, es decir, en la nueva empresa no existirá el empleado que diga: “a mí solo me contrataron para esto...” es decir, una determinada (y en algunos casos) limitada función, o el que diga: “eso no me compete” en alusión a una tarea en la que bien podría tomar una decisión pero no se quiere hacer responsable. El empleador moderno necesita gente que se comprometa con la empresa, y que sea capaz de hacer más cosas de las que se esperan de él.

Esto puede ser beneficioso tanto para el empleador como para el empleado, ya que aunque el primero tenga un “mil oficios” apoyándolo (ojo: no confundir “mil oficios” con “chulillo” o “esclavo”), el empleado logrará desarrollar su aprendizaje en nuevas facetas, que incluso lo preparan para una futura jefatura, un tanto más empática al haber experimentado las diferentes presiones y labores.

CÓMO DESARROLLARLA

Empecemos esto aclarando que la proactividad es considerada como una cualidad, por ello, los que tienen vocación de servicio les es más fácil desarrollarla, TODOS podemos aprender a ser proactivos. Para ello veamos esta definición:

VOLUNTARIO.- Quien se ofrece para realizar algo, por propia decisión.

Si empezamos por apoyar en labores que sabemos que podemos desarrollar bien, pues manos a la obra. Al hacer esto demostraremos que somos capaces de asumir nuevas tareas y por ende, nuevos retos.

Es cuestión de actitud y aptitud, palabras con significados distintos pero que esta ocasión va de la mano, ya que una persona que tiene una actitud positiva necesita la capacidad de tomar buenas decisiones y tener buen criterio para ser considerado proactivo. Esto es un trabajo de jornada completa, ya que en algunas personas el ayudar puede ser una carga (¿en qué me beneficia que aprenda a hacer tal o cual cosa?), si deseamos ser proactivos, este es un buen paso.

MANTENERLA Y NO ECHARLA A PERDER...

Muchos piensan que el proactivo es el que siempre se ofrece a todo, el que es casi la fiel mascota del jefe y que es capaz de aguantar todo tipo de labor con tal de ser tomado en cuenta. Incluso toma decisiones sin consultar con tal de sorprender a los demás. Lo cierto es que este tipo de personas se encuentran en la siguiente definición:

VOLUNTARIOSO.- Deseoso, que hace con voluntad y gusto algo. Que por capricho quiere hacer siempre su voluntad. Sinónimo de fanático.

Deduciendo conceptos, el voluntarioso no siempre hace las cosas bien, lejos de brillar por sus capacidades, brilla por su oportunismo (porque le encanta hacerlo así) y su falta de tino al tomar decisiones o hacer alguna tarea que sabe que no podrá concretarla pero quiere “asumir el reto” no por aprender, sino por su necesidad de llamar la atención de sus superiores.

El proactivo es el que de buena gana aporta a la empresa, tanto en tareas como en ideas, y tiene sentido común y criterio para tomar una decisión sin depender del jefe inmediato. Es el que hace las cosas por aprender para sí mismo o para hacerlas más eficaces; a fin de cuentas, es casi su propio jefe, y sabe responder por sus errores ante cualquier eventualidad (recordemos que el proactivo no es perfecto, pero sabe arreglárselas)

Si lo que buscas en un trabajo es hacer carrera, aportar ideas, crear nuevos métodos que mejoren los anteriores, y quieres aprender a tomar responsabilidades… un anuncio que pida “proactividad” es para ti...

lunes, 12 de octubre de 2009

Pecados Capitales en el Trabajo

Los pecados capitales en el trabajo


¿Te has dado cuenta de que la gente más conflictiva en el trabajo es también la menos consciente de su conducta negativa?

Por ejemplo. Juan es aquél que te solicita que le "ayudes" con una presentación compleja (o sea, tú se la terminas haciendo). Y cuando Juan es felicitado por el trabajo realizado, se lleva todos los créditos de lo que tú hiciste.

O si no, fíjate en Carolina. Carolina puede hablarte de ella misma por horas: su familia, sus amigos, su trabajo. Nunca te pregunta qué te pasa a ti.

Y no nos olvidemos de Jorge, quien debería llevar una etiqueta en la frente que diga "cuidado conmigo si estoy enojado". Una palabra, una pregunta, una crítica o una opinión fuera de su esquema y pierde la chaveta.

Todos estos son ejemplos de personalidades tóxicas, que se están poniendo de manifiesto en los lugares de trabajo ahora más que nunca.

"Durante las crisis económicas, el lado sombrío de nuestra personalidad puede extraer lo peor de nosotros", dicen el Dr. Mitchell Kusy y la Dra. Elizabeth Holloway, autores del libro "Toxic Workplace! Managing Toxic Personalities and their Systems of Power".

La toxicidad se esparce como un horrible virus.

Quizás lo peor de estas conductas nocivas en el trabajo es cómo afectan a las personas que están alrededor. De acuerdo con un estudio dirigido por Kusy y Holloway, el 94 por ciento de los encuestados reconocieron haber trabajado o estar trabajando con una persona tóxica.

"Antes de darte cuenta, ya estarás infectado y actuarás de un modo tal que signifique un complemento o una imitación de sus peores conductas, las que te enojan, te frustran o te deprimen", dicen Kusy y Holloway.

Aquí te explicaremos cómo saber si tienes una personalidad tóxica y cómo protegerte de tus propias acciones pecaminosas.

Pecado capital: Envidia

¿Obtuvo un compañero de trabajo la promoción que esperabas tú? ¿Superó tu colega tus objetivos de ventas nuevamente? Debes reconocer los logros de los demás sin utilizarlos como vara de medida de los propios. Kusy y Holloway dicen que cuando envidias a alguien, deseas socavar su reputación y la manera con que los demás gravitan alrededor de él. Pero, a la larga, estás anulando tu propia reputación.

Redención: Kusy y Holloway sugieren que entierres tu envidia y comiences por enfocarte en construir tu propia reputación como miembro de equipo. Piensa cómo puedes comenzar a transformar tu envidia en pasión o en energía positiva.

Pecado capital: Gula

Más no siempre es mejor. Aunque todos ansían subir rápidamente la escalera corporativa, nada de eso importará si no te fijas sobre quién te abres camino para llegar a la cima. Aunque es muy aceptable solicitar más responsabilidades en el trabajo, es más importante mantener un balance.

Redención: Uno de los errores críticos respecto de la gula es no considerar lo suficiente a tu equipo, dicen Kusy y Holloway.

"No necesitas menospreciar y disminuir a nadie en tu trabajo para que se fijen en ti. Trabaja en equipo de modo que se fijen en todos por la innovación y productividad. Asegúrate de llevar la delantera en la construcción de un clima de equipo positivo; hacer que todos se muestren en un proyecto te hará ver a ti como buen miembro de equipo".

Pecado capital: Codicia

Todos son culpables de desear más: más dinero, más poder y más responsabilidad. El problema surge cuando intentas utilizar tu posición para castigar a los demás, demandar su lealtad o llevarte todos los créditos de un trabajo hecho por otros.

Redención: Es mejor que fijes objetivos de largo plazo. Si solo te concentras en ganancias rápidas de corto alcance, probablemente resolverás bien el presente pero no podrás mantenerte en el nivel siguiente.

Pecado capital: Lujuria

La lujuria en el trabajo no se limita a un romance de oficina. Puede que desees un espacio de trabajo más agradable o hasta el trabajo de tu jefe. Perder tu tiempo concentrado en lo que no tienes o en los logros del trabajo de otros en lugar de trabajar para promover los propios es un método infalible para destruir una carrera.

Redención: "¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para satisfacer el deseo?" preguntan Kusy y Holloway. "Si te vales de engaños, hablas mal de tus compañeros o socavas la productividad del equipo, entonces tus acciones están gobernadas por tus emociones y tendrán resultados desastrosos. Recurre a tu supervisor y pídele que te coloque en un plan de desarrollo que pueda conducirte a una nueva tarea en la organización".

Pecado capital: Orgullo

El éxito personal es tu obligación moral: no tienes pruritos en llevarte el mérito de un trabajo bien hecho, aunque haya sido un esfuerzo conjunto. Tienes el absoluto convencimiento de que siempre tienes razón; siempre quieres tener el control y piensas que los demás no pueden hacer el trabajo. Aunque es bueno sentir la seguridad de que uno está en lo correcto, nadie tiene siempre razón, explican Kusy y Holloway.

"Cuando tienes razón y haces todo lo posible para que todos los demás sepan que están probadamente equivocados, estate seguro que has perdido su apoyo para el futuro", agregan.

Redención: Date cuenta de que construir una reputación de "bueno en el trabajo" pasa por construir un equipo que trabaja bien en conjunto, dicen. Recuerda que compartir los méritos con los que lo merezcan hará que todos sean más responsables. Finalmente, sé generoso al elogiar a quienes lo merecen y quedarás sorprendido por todo lo que te volverá, dicen Kusy y Holloway.

Pecado capital: Pereza

Si eres perezoso, complaciente o indiferente hacia tu trabajo, estás viajando en el expreso a la nada. Que hayas sido exitoso en el pasado no significa que el éxito te acompañará durante el resto de tu carrera. La pereza se transforma en tóxica cuando es un patrón continuo contraproducente que afecta la productividad del lugar.

Redención: Hay varios pasos que puedes tomar para controlar tu pereza, dicen Kusy y Holloway. Primeramente, fórmate un juicio de ti mismo y determina el origen de tu pereza. ¿Estás aburrido? ¿Necesitas un rol más desafiante? Luego, haz un plan específico para incrementar tu productividad en el trabajo. Ten en claro como medirás tus expectativas y asegúrate de que sean viables, dicen.

Pecado capital: Cólera

El enojo y la mala intención no benefician a nadie en el trabajo. Abrigar odios secretos o angustia hacia tu jefe, tus colegas o el entorno de trabajo en general solo creará una atmósfera de negatividad y mal trato alrededor tuyo, dicen Kusy y Holloway.

Redención: Cualquier sentimiento pesimista que tengas hacia tus compañeros o hacia el trabajo emergerá finalmente a la superficie, aseguran Kusy y Holloway. Si estás enfadado con tu jefe, piensa qué es lo que te molesta y, si puedes, habla con él o ella sobre la cuestión. Si estás a disgusto con tu trabajo, puede que sea el momento de comenzar a buscar nuevos horizontes.