¿Te has dado cuenta de que la gente más conflictiva en el trabajo es también la menos consciente de su conducta negativa?
Por ejemplo. Juan es aquél que te solicita que le "ayudes" con una presentación compleja (o sea, tú se la terminas haciendo). Y cuando Juan es felicitado por el trabajo realizado, se lleva todos los créditos de lo que tú hiciste.
O si no, fíjate en Carolina. Carolina puede hablarte de ella misma por horas: su familia, sus amigos, su trabajo. Nunca te pregunta qué te pasa a ti.
Y no nos olvidemos de Jorge, quien debería llevar una etiqueta en la frente que diga "cuidado conmigo si estoy enojado". Una palabra, una pregunta, una crítica o una opinión fuera de su esquema y pierde la chaveta.
Todos estos son ejemplos de personalidades tóxicas, que se están poniendo de manifiesto en los lugares de trabajo ahora más que nunca.
"Durante las crisis económicas, el lado sombrío de nuestra personalidad puede extraer lo peor de nosotros", dicen el Dr. Mitchell Kusy y la Dra. Elizabeth Holloway, autores del libro "Toxic Workplace! Managing Toxic Personalities and their Systems of Power".
La toxicidad se esparce como un horrible virus.
Quizás lo peor de estas conductas nocivas en el trabajo es cómo afectan a las personas que están alrededor. De acuerdo con un estudio dirigido por Kusy y Holloway, el 94 por ciento de los encuestados reconocieron haber trabajado o estar trabajando con una persona tóxica.
"Antes de darte cuenta, ya estarás infectado y actuarás de un modo tal que signifique un complemento o una imitación de sus peores conductas, las que te enojan, te frustran o te deprimen", dicen Kusy y Holloway.
Aquí te explicaremos cómo saber si tienes una personalidad tóxica y cómo protegerte de tus propias acciones pecaminosas.
Pecado capital: Envidia
¿Obtuvo un compañero de trabajo la promoción que esperabas tú? ¿Superó tu colega tus objetivos de ventas nuevamente? Debes reconocer los logros de los demás sin utilizarlos como vara de medida de los propios. Kusy y Holloway dicen que cuando envidias a alguien, deseas socavar su reputación y la manera con que los demás gravitan alrededor de él. Pero, a la larga, estás anulando tu propia reputación.
Redención: Kusy y Holloway sugieren que entierres tu envidia y comiences por enfocarte en construir tu propia reputación como miembro de equipo. Piensa cómo puedes comenzar a transformar tu envidia en pasión o en energía positiva.
Pecado capital: Gula
Más no siempre es mejor. Aunque todos ansían subir rápidamente la escalera corporativa, nada de eso importará si no te fijas sobre quién te abres camino para llegar a la cima. Aunque es muy aceptable solicitar más responsabilidades en el trabajo, es más importante mantener un balance.
Redención: Uno de los errores críticos respecto de la gula es no considerar lo suficiente a tu equipo, dicen Kusy y Holloway.
"No necesitas menospreciar y disminuir a nadie en tu trabajo para que se fijen en ti. Trabaja en equipo de modo que se fijen en todos por la innovación y productividad. Asegúrate de llevar la delantera en la construcción de un clima de equipo positivo; hacer que todos se muestren en un proyecto te hará ver a ti como buen miembro de equipo".
Pecado capital: Codicia
Todos son culpables de desear más: más dinero, más poder y más responsabilidad. El problema surge cuando intentas utilizar tu posición para castigar a los demás, demandar su lealtad o llevarte todos los créditos de un trabajo hecho por otros.
Redención: Es mejor que fijes objetivos de largo plazo. Si solo te concentras en ganancias rápidas de corto alcance, probablemente resolverás bien el presente pero no podrás mantenerte en el nivel siguiente.
Pecado capital: Lujuria
La lujuria en el trabajo no se limita a un romance de oficina. Puede que desees un espacio de trabajo más agradable o hasta el trabajo de tu jefe. Perder tu tiempo concentrado en lo que no tienes o en los logros del trabajo de otros en lugar de trabajar para promover los propios es un método infalible para destruir una carrera.
Redención: "¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para satisfacer el deseo?" preguntan Kusy y Holloway. "Si te vales de engaños, hablas mal de tus compañeros o socavas la productividad del equipo, entonces tus acciones están gobernadas por tus emociones y tendrán resultados desastrosos. Recurre a tu supervisor y pídele que te coloque en un plan de desarrollo que pueda conducirte a una nueva tarea en la organización".
Pecado capital: Orgullo
El éxito personal es tu obligación moral: no tienes pruritos en llevarte el mérito de un trabajo bien hecho, aunque haya sido un esfuerzo conjunto. Tienes el absoluto convencimiento de que siempre tienes razón; siempre quieres tener el control y piensas que los demás no pueden hacer el trabajo. Aunque es bueno sentir la seguridad de que uno está en lo correcto, nadie tiene siempre razón, explican Kusy y Holloway.
"Cuando tienes razón y haces todo lo posible para que todos los demás sepan que están probadamente equivocados, estate seguro que has perdido su apoyo para el futuro", agregan.
Redención: Date cuenta de que construir una reputación de "bueno en el trabajo" pasa por construir un equipo que trabaja bien en conjunto, dicen. Recuerda que compartir los méritos con los que lo merezcan hará que todos sean más responsables. Finalmente, sé generoso al elogiar a quienes lo merecen y quedarás sorprendido por todo lo que te volverá, dicen Kusy y Holloway.
Pecado capital: Pereza
Si eres perezoso, complaciente o indiferente hacia tu trabajo, estás viajando en el expreso a la nada. Que hayas sido exitoso en el pasado no significa que el éxito te acompañará durante el resto de tu carrera. La pereza se transforma en tóxica cuando es un patrón continuo contraproducente que afecta la productividad del lugar.
Redención: Hay varios pasos que puedes tomar para controlar tu pereza, dicen Kusy y Holloway. Primeramente, fórmate un juicio de ti mismo y determina el origen de tu pereza. ¿Estás aburrido? ¿Necesitas un rol más desafiante? Luego, haz un plan específico para incrementar tu productividad en el trabajo. Ten en claro como medirás tus expectativas y asegúrate de que sean viables, dicen.
Pecado capital: Cólera
El enojo y la mala intención no benefician a nadie en el trabajo. Abrigar odios secretos o angustia hacia tu jefe, tus colegas o el entorno de trabajo en general solo creará una atmósfera de negatividad y mal trato alrededor tuyo, dicen Kusy y Holloway.
Redención: Cualquier sentimiento pesimista que tengas hacia tus compañeros o hacia el trabajo emergerá finalmente a la superficie, aseguran Kusy y Holloway. Si estás enfadado con tu jefe, piensa qué es lo que te molesta y, si puedes, habla con él o ella sobre la cuestión. Si estás a disgusto con tu trabajo, puede que sea el momento de comenzar a buscar nuevos horizontes.