Rachel Zupek, redactora de CareerBuilder.com
Estamos en una reunión de trabajo, con la mente ocupada en nuestros asuntos, cuando un compañero hace una sugerencia. Mientras tomamos nota a las apuradas, nos damos cuenta de que su propuesta nos suena conocida, pero no recordamos de dónde. Un momento. ¡Nos robó la idea!
Apropiarse de ideas ajenas en el lugar de trabajo es más común de lo que se piensa. No se sabe con exactitud por qué ocurre, pero Charmaine McClarie, fundadora y presidenta del grupo McClarie -- empresa consultora en temas de desarrollo de liderazgo y comunicaciones--, sostiene que el miedo y la pereza son responsables de ello en la misma medida.
"Algunos empleados deciden llevarse los laureles de sus colegas porque piensan que probablemente se saldrán con la suya", afirma. "Cuando alguien se siente incapaz de producir un cambio positivo y necesario, robarle a otro la idea que no puede generar por sí mismo comienza a verse como una opción posible".
Cómo manejar la situación
Más importante que conocer el porqué de esa actitud es saber cómo reaccionar cuando notamos lo que está sucediendo. Según McClarie, podemos impedir que alguien nos robe una idea si obtenemos reconocimiento por ella mucho antes de realizar el trabajo.
"Elaborar un proyecto también implica prever quiénes deberían conocer nuestras ideas y cómo se enterarán de ellas", opina McClarie. "Cuando un grupo de gente conoce y respalda nuestros planes, ninguna otra persona podrá interferir y llevarse el mérito".
Otros especialistas sostienen que lo más conveniente es enfrentar a quien se quedó con el reconocimiento, siempre que al encararlo no se adopte una actitud acusatoria y a menos que exista una buena razón para evitar la confrontación.
"Expresar nuestra inquietud como un reclamo, puede hacernos quedar como unos quejosos", declara McClarie. "Aunque nos den ganas de partirle un palo por la cabeza al 'ladrón', agitemos en cambio la varita mágica".
Tal vez la mejor opción en caso de que un compañero se lleve el mérito por una idea nuestra sea tratar de recuperar el control y darle impulso a esa idea.
"Si alguien presenta una idea nuestra como propia en una reunión de trabajo, no conviene hacérselo notar en ese momento", aconseja McClarie. "Es preferible enviar luego un email a quienes asistieron a la reunión y proponer algunos puntos que contribuyan a que la idea funcione. De esta forma, los demás sabrán de nuestra capacidad como líderes y estrategas eficientes".
Un enfoque diferente
Si bien muchos piensan que las ideas siempre tienen un dueño, Richard Gallagher, autor de How to Tell Anyone Anything: Breakthrough Techniques for Handling Difficult Conversations at Work [Cómo hablar con alguien sobre cualquier tema: técnicas para manejar conversaciones difíciles en el trabajo], lo ve de otra manera:
"Existe el concepto equivocado de que las ideas, y el mérito por ellas, deben acapararse como si fueran la moneda de cambio de una carrera", dice Gallagher. "En realidad, las ideas florecen cuando se las abona con el aporte de todo un equipo. Las personas que se fijan demasiado en quién es el 'propietario' de tal o cual idea, a menudo anteponen el propio interés al beneficio de toda la empresa, una actitud que puede arruinar la carrera laboral".
En otras palabras, Gallagher cree que nadie posee los derechos sobre las ideas y que estas no pueden ser robadas, sino más bien difundidas. Si alentamos a las personas para que propaguen nuestras ideas -- sostiene este autor --, incrementamos nuestras dotes de liderazgo más que si peleamos por el reconocimiento.
Consejos
Aquí presentamos cinco formas de manejar, o impedir, una situación en la que alguien se adjudique el mérito por una idea nuestra (o intente compartirlo).
1. Generar apoyo para la idea
"Sucede con mucha frecuencia que, cuando se nos ocurre una idea excelente, se la comentamos a la persona que tenemos más cerca. Pero es mejor actuar de manera estratégica", afirma McClarie. "Preguntémonos quién es respetado y valorado como líder dentro de la empresa y debería estar al tanto [de nuestras ideas]. Así, estaremos comentando nuestra idea antes de que pueda ser robada y también dejamos bien en claro que ella nos pertenece".
2. Reenfocar la situación
"Cambiemos la perspectiva: no pensemos que nos robaron la idea, sino que la difundieron", sugiere Gallagher. "Felicitemos a la otra persona por el buen trabajo de difusión que realizó y hablemos al jefe de la excelente tarea que llevó a cabo este colega ayudando a sacar a la luz nuestra idea".
3. Pedir el respaldo de otros
"Solicitemos a otros que hablen de nuestra idea en alguna reunión anticipada, sobre todo si pensamos que podría despertar alguna oposición", aconseja McClarie. De esa forma, la gente se referirá a la idea como nuestra. "Bien, ('ladrón de ideas'), ese es un aspecto interesante; Charmaine y yo conversamos sobre esto la semana pasada. Hasta ese momento, la idea no había sido robada".
4. Pensar más allá de la idea en sí
"Hace más de un siglo, a alguien se le ocurrió convertir un carro de caballos en un automóvil. ¿Recordamos el nombre de esa persona? En realidad, nos acordamos de aquellos que tomaron una idea y la desarrollaron", afirma Gallagher.
5. Tomar prestado, estimular y reconocer el mérito
"Cuando estimulamos abiertamente a alguien para que nos 'robe' las ideas y se acostumbre a 'robar' las de otros y llevarse el mérito, nos pasan cosas maravillosas en el trabajo, cosas que jamás podríamos imaginar si nos portamos como 'el llanero solitario' cuando tenemos una idea interesante", dice Gallagher.
Rachel Zupek es redactora y participa en el blog de CareerBuilder.com y en el blog de temas laborales The Work Buzz. Investiga y escribe sobre estrategias en la búsqueda de empleo, gerenciamiento de carrera, tendencias en la contratación y temas vinculados al lugar de trabajo. También puede leerse en Twitter: https://twitter.com/CBwriterRZ.
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